3 de febrero de 2012

NUBES PIXELADAS. CUNINGHAM+ARSHAM

 
Merce Cunningham era un coreógrafo excepcionalmente especial, fue percusor de la post-modernidad Americana y tuvo una carrera artística distinguida por la innovación constante. Amplió las fronteras no sólo de baile sino también de artes contemporáneas visuales y artísticas. Sus colaboraciones con innovadores artísticos de cada disciplina creativa hicieron de su compañía una solida unión de baile americano, música, y el arte visual. El compositor John Cage conoció a Merce Cunningham a finales de la década de 1950 y formaron una extraordinaria pareja, en lo personal y en lo artístico.
Como homenaje a su legado (murió en 2009) se crea el espectáculo Park Avenue Armory Events que tuvo lugar en fin de año de 2011 en el Armory´s park en Nueva York. 


Daniel Arsham es un artista americano (Ohio 1980) cuya obra siempre me ha parecido un acercamiento a lo hipersensible, quizás por la mezcla de un planteamiento surrealista con una ejecución impecable. Su trabajo se organiza en varios grupos: Dos Dimensiones, Tres Dimensiones, Cuatro Dimensiones y Snarkitecture. En sus obras en Cuatro dimensiones podemos encontrar ya colaboraciones con el coreógrafo Merce Cunningham que desde el 2007 confiaba en él, a pesar de ser muy joven, para los proyectos escenográficos.  El Armory por sus dimensiones , con sus 55.000 metros cuadrados, da cabida a todo tipo de eventos sorprendentes y en este caso se ha diseñado una performance de 50 minutos en la que en tres diferentes escenarios unos duetos líricos bailaban acompañados de paisajes sonoros. Alrededor de los escenarios la gente circula para experimentar la danza desde diferentes perspectivas.
Es este paisaje sonoro de Daniel un proyecto escenográfico muy potente a la vez que sutil. Son unas nubes gigantes cuya poesía salió de imágenes pixeladas de nubes. Están compuestas por bolas de polietileno pintadas en diferentes tonos de grises. 20.000 bolas en total que conforman 8 nubes que tardaron 6 meses en construir. 
La nubes son unas esculturas también líricas, hiperligeras y abstractas que participan activas como parte de la performance a modo de paisaje (también sonoro). Las nubes parece que también bailan, que están en equilibrio como los bailarines y les ofrecen unos fondos mágicos llenos de aire y singularidad. Aportan en composición una fuerte verticalidad y luchan claramente por la conquista de todo el espacio. Es en definitiva una propuesta visual a la altura de el resto del espectáculo.
Aqui podeis leer el articulo del New York Time . Y aqui en este video os dejo unas bonitas golondrinas en la playa, una coreografia de sus inicios.
 
© Inés Caballero